Macarena González es trabajadora social, formadora de la Escuela de Padres y Madres de FAMPA y blogger especializada en temas de familia, infancia, educación y salud. A continuación, nos explica las claves para pasar una buena navidad en familia, teniendo en cuenta las necesidades educativas y sociales de nuestros hijos e hijas y tomando conciencia de los valores qué les transmitimos.
¿Cómo viven los niños y niñas la Navidad?
Todo depende de los valores familiares y de la implicación para crear un ambiente agradable. Para los menores de 12 años es quizás una ocasión mágica que ayuda a mantener tradiciones y estar cerca de la familia, a partir de esa edad, la construcción de su identidad les hace mirar hacia fuera de casa, y oscilan entre la necesidad de estar junto a sus familiares y la de mantenerse cerca de sus iguales.
El caso es que siempre que se acercan las Navidades podemos plantearnos la conveniencia o no de la celebración, teniendo en cuenta que la hemos convertido en un disparate consumista, podemos hacerlo a nuestra manera y priorizar las relaciones a las compras. O quizás, tenemos dudas si no somos creyentes. Sin embargo, la Navidad es una fiesta para todos en nuestra cultura y, además, nos ayuda a hacer la transición después del solsticio de invierno. Así, también podemos explicar a nuestros hijos que todo empezó con una celebración pagana, porque los días empiezan a ser más largos y esto tenía un gran impacto en las comunidades precristianas y cristianas antiguas.
¿Cuáles son los principales aspectos a tener en cuenta para planificar las vacaciones en familia? ¿Qué actividades recomendaría para pasar tiempo de calidad con los hijos e hijas?
No se trata de hacer una docena de talleres y visitas guiadas, sino de implicarnos en el juego infantil, mirar la Navidad con ojos de niño y dejarnos llevar. Tenemos que aprovechar para huir de las prisas y los horarios, trabajar hábitos descuidados como la expresión del afecto, la mejora de la comunicación familiar: escuchar, aceptar, entender… Todas estas recomendaciones no tendrían que ser excepcionales, pero al menos tenemos que reflexionar cuando contamos con más tiempo, porque da igual si viajamos o no, para nuestros hijos serán unas buenas vacaciones si nos tienen cerca.
¿Cómo se puede gestionar el tiempo de trabajo académico para hacer deberes o actividades educativas?
Durante las vacaciones de Navidad no se tendrían que programar tareas escolares para casa, porque es una época de viajes y de reencuentros con familiares y amigos, de tener la casa llena y de acudir en otras casas, de redescubrir la magia y la esperanza, y de hacer muchísimas actividades en familia.
Aun así, también podemos pensar en tener preparadas algunas actividades educativas para llenar algunos de esos momentos vacíos en casa. Por ejemplo: lecturas, juegos matemáticos, juegos de mesa, un cuaderno de vacaciones, trabajos manuales… pero sobre todo deben ser tareas no estructuradas, y que no supongan una obligación para los niños y niñas o para nosotros mismos.
¿Cómo nos tenemos que comportar para hacer un consumo responsable y trasladar estos valores a nuestros hijos e hijas?
Consumo responsable es comprar sólo lo que es necesario. Así que podemos aprovechar la decoración otros años, hacer las felicitaciones en casa, no utilizar materiales desechables (por ejemplo: vasos y platos), cocinar en casa y, si es con los niños y niñas mejor, en vez de comprar comida preparada… Y recordarles continuamente la suerte que tienen de poder disfrutar de comidas especiales y estrenar juguetes nuevos cada año. Los niños aprenden sobre todo con el ejemplo y los padres somos su espejo, así es que tenemos que mirarnos primero para averiguar si nos gusta el que los mostramos.
¿Cómo se puede huir del sexismo en el juego que promueve la publicidad y las empresas? ¿Qué debemos que tener en cuenta para saber si un juguete es sexista, o no?
Estamos rodeados de consumismo y resulta difícil esquivar el sexismo y la violencia de algunos juegos y juguetes. En general podemos detectar que un juguete es sexista cuando su representación gráfica va asociada a roles muy clásicos y estereotipado: catálogos con niñas jugando a cocinitas y niños a juegos de acción; el color predominante también podría contribuir a estereotipar i crear diferencias (rosa / azul). Huir de la publicidad no es un camino fácil, pero es necesario. En casa, debemos intentar que las criaturas construyan un pensamiento crítico ante aquello que les rodea.
Son nuestros hijos los que saben qué quieren, y los que tienen que escoger en consecuencia; las madres y los padres sólo tendríamos que acompañar sin interferir y facilitar. Si de verdad queremos educar en la igualdad, desterraremos la idea de que pueden haber juguetes de niña y juguetes de niño, se trata de eliminar nuestras expectativas y dar libertad, teniendo como límite únicamente el presupuesto familiar.
¿Qué tipo de juguetes recomendaría para regalar a los niños y niñas?
Depende de la edad. Pero en general juguetes de madera o tela, sin pilas, que permitan participar al niño (que no funcionen a solas); juguetes para juegos de calle como pelotas o bicicletas; juegos de mesa; juegos de construcción si son muy pequeños; muñecos y muñecas, tanto para niños como por niñas, libros o cuentos… Si son adolescentes, también podemos optar por cascos para escuchar música o videojuegos (teniendo en cuenta el criterio PEGI). Si tienen alguna afición, complementos para desarrollarla: sábanas para pintar, un casco de hockey, un microscopio… Pero lo más importante es valorar el deseo del niño según su edad y los recursos económicos de la familia. También hay que verificar que el juguete cuenta con el marcaje CE (Comunidad Europea) que garantiza que ha sido construida porque su uso sea seguro.
¿Cuando suelen descubrir los niños y niñas que los Reyes Magos no existen? Se lo debemos revelar? En qué momento?
Los niños y las niñas suelen descubrirlo alrededor de los 7 u 8 años, pero hay quién hasta los 10, o los 11, mantiene la ilusión y la creencia, y quien a los cinco se hace preguntas comprometidas para los padres. Todas esas situaciones entran dentro de la normalidad, porque depende de muchos factores que una criatura se entere antes o después, y no todos los controlamos nosotros. Todas las experiencias conocidas de niños que con 11 todavía creen o hacen como que creen, acaban con la revelación ese mismo año por parte del adulto.
Si el niño sospecha y se hace preguntas, le queda poco tiempo para descubrirlo, pero no hay que responder todas sus preguntas, sino que es mejor que lo animemos a hacerse más o a expresar como entiende esos desajustes y cómo vive la llegada de los Magos de Oriente. Por otra parte, si lo pregunta directamente, aunque no hay que negarlo, sí que podemos antes indagar un poco sobre porqué lo cree; y, sobre todo, estar cerca para consolarlo o dejar que exprese los sentimientos que le provoca. Podemos pedirles que colaboren manteniendo “el secreto” ante hermanos, primos, amigos para hacerles sentir integrados y animarles a participar de otro modo.
La Navidad es un momento de intensas relaciones familiares. ¿Cómo podemos preparar a los niños y niñas ante la ausencia de algún familiar o ante cambios o conflictos en las relaciones familiares?
Los niños son bastante vulnerables también emocionalmente, pero suelen reaccionar negativamente a las ocultaciones o mentiras, por lo tanto, (y dependiendo de la edad que tengan se utilizará un lenguaje más o menos complejo) se les debe explicar con claridad lo que está ocurriendo, y a la vez ser muy comprensivos con su expresión emocional, intentado que no resulte lesiva. Por otro lado, en caso de conflictos familiares, considero importante adoptar una postura neutral no echando la culpa a nadie, ni condicionando la relación de los niños hacia una persona de la familia.