- La escuela “matinera” es una actividad necesaria para las familias de la escuela pública de la Comunitat Valenciana. Además de ayudar a la conciliación, es un espacio de crecimiento y conocimientos compartidos. Desde FAMPA Castelló, reivindicamos la importancia de este servicio con esta historia, entre otras acciones.
Miquel y Rocío se despiden de su padre a unos metros de la puerta del colegio. El año pasado los acompañaba casi hasta dentro pero los tres saben que este es un curso diferente. Como el resto del alumnado del centro, respetan las nuevas medidas prácticamente a la perfección. Al principio los costó un poco memorizar las nuevas directrices, pero con la ayuda de sus docentes, monitores, compañera y compañeros, ya lo han conseguido.
Al otro lado de la puerta, espera María la monitora del aula, que se encarga de preparar actividades para que las horas previas a las clases también sean enriquecedoras para los alumnos. Este año es más difícil organizar juegos y dinámicas. Hace falta mucha imaginación y creatividad porque se tienen que garantizar las medidas a la vez que niños y niñas aprenden y socializan. Como María, otras muchas monitoras y monitores lo intentan en todos los centros de la Comunitat Valenciana.
“La escuela “matinera” es mucho más que un servicio que permite a las familias dejar sus hijos antes de ir a trabajar”, explica el presidente de FAMPA Castelló, Pep Albiol. Se trata de un sistema esencial para garantizar la conciliación familiar y laboral en los centros públicos, donde muchos padres y madres tienen que empezar su jornada a las ocho de la mañana o antes, pero no es solo esto. A través de las actividades que se hacen, la “matinera” se convierte en un lugar perfecto para niños y niñas. Un espacio donde aprenden, comparten conocimientos con compañeros de diferentes edades, leen, interaccionan y, al fin y al cabo, crecen.
Las AMPA son conscientes de esta importante labor y por eso, ayudan a gestionar este servicio: saben que sus hijos no estarán mejor en ningún lugar de lo que están en la escuela. “Son tiempos extraordinarios para muchas actividades de nuestra vida cotidiana, pero la sociedad intenta adaptarse a la nueva situación y continuar adelante”, afirma Albiol. Los mismo tiene que pasar con la “matinera”, un servicio que además tiene un valor añadido. Muchos centros están demostrando que la crisis sanitaria no es un obstáculo para este servicio sino que se puede adaptar respetando todas las medidas y garantías. Por esta razón, los colegios donde la “matinera” continúa tienen que servir de inspiración para ayuntamientos y otras escuelas. Como una demostración de que defender la pública también es defender esta actividad, cambiando el miedo por la confianza.
Antes de cruzar la puerta de entrada, Miquel y Rocío se giran y le dicen adiós con la mano a su padre que responde levantando el brazo y sonriendo por debajo de la mascarilla, como sus hijos. Son las 7:40 de la mañana, hace frío y empieza un nuevo día en la “matinera”.